divendres, 11 de febrer del 2011

Talibanismos deportivos

Aquí en Madrid no ha sentado demasiado bien esta noticia, pero los barcelonistas nos alegramos de que el reverendo Pep haya renovado con el Barça. Que renueve el mejor entrenador de la década en España no tiene precio, más aún cuando muchos clubs de la Premier se lo están rifando como si fuera el nuevo mesías. De hecho, aquí mismo estamos empezando a comenter errores del pasado, en los que se encumbra a un entrenador a los altares de la leyenda azulgrana (Cruyff sería el ejemplo más claro de ello), pareciendo que el club pierde un poco su propia identidad para pasar a llamarse "Fútbol Cruyff Barcelona" o en este caso "Fútbol Club Guardiola". Lo que está pasando en la capital con el 'Real Moudrid', para entendernos.

Que conste que no critico ni a Pep, ni a Cruyff, ni a Kubala, ni a Maradona, ni a Ronaldinho, ni a ninguno de los ídolos que se han llevado centenares de portadas de periódicos deportivos. Critico a aquellos quienes les han encumbrado en un pedestal exagerado y desmedido y que, a menudo, ha acabado afectando a los implicados haciendo que empeoren con el tiempo su rendimiento. Pep no es ése tipo de persona, es más modesto, precavido, enemigo del elogio fácil y me extrañaría que cayera en el caso que comentaba, pero como dicen los médicos "más vale prevenir". Tengamos un poco de sentido común y no hablemos de personas (sobresalientes, superlativas, excelentes en su trabajo) como si fueran mitos de una historia pasada que jamás volverá. Un poco de moderación, por favor.

Por otra parte, me acuerdo en estos días de renovación guardiolana de aquellos talibanes y profetas que pronosticaban el hundimiento del club con la llegada de Rosell y su tropa, que llenarían el Barça de brasileños igual que Van Gaal lo llenó de holandeses y que provocarían la huída del Messi-as, de Pep y de toda muestra de catalanidad barcelonista. Bueno, pues han pasado ya unos meses y el Barça juega igual o incluso mejor que nunca, Messi sigue encantado en el Barça y Guardiola ha renovado. La rivalidad político-deportiva está bien, pero no se puede ser un talibán hombre, ni por un lado ni por el otro.

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