diumenge, 17 de juliol del 2011

El fuego eterno

Ser del Barça significa muchas cosas. Para algunos es formar parte de un grupo. Para otros, de una religión. Para otros, de una nación con una lengua y una cultura propias. Para otros, simplemente es entender el fútbol de una manera determinada. Pero el posicionamiento en los últimos años se ha basado mucho en la confrontación. Nuñistas o Cruyffistas, Laportistas o Rosellistas y, en los próximos años, imaginamos que el tema será Rosellistas o Beneditistas. A mí personalmente me aburre un poco esto. Me aburre soberanamente, en realidad. Me cansa la forma maniquea de ver la vida en la que, si no estás conmigo, estás contra mí. El Barça debería ser un sentimiento unitario, mande quien mande. Me exasperaba quienes, durante la era Gaspart, querían que el Barça perdiese, para que el ya ex presidente se fuera antes. Yo he sido siempre del Barça y jamás he querido que perdiera, ni durante la larga travesía que supuso la presidencia de "l'amic Joan", una época de la que se puede aprender mucho... de cómo no hacer las cosas.

Esta guerra eterna no creo que aporte nada a la entidad. De todos y cada uno de los presidentes y entrenadores se pueden sacar aspectos positivos y negativos, pero no veo en qué beneficia al club que en los foros se talibanice de tal modo que, en la actualidad, haya un enfrentamiento no dialéctico (porque eso implica escuchar al otro), sino verbal (o adjetival, mejor dicho, descalificatorio con el rival) que, como la mina de Centralia, podría estar ardiendo eternamente. Es evidente que Rosell ha cometido bastantes errores en el poco tiempo que lleva, algunos de bulto (que ya hemos comentado en este blog), pero sólo lleva un año de presidente como para recibir algunas de las críticas que recibe desde el primer día. Lo de los 100 días de gracia en política ya no se estila, por desgracia, a pesar de ser uno de los presidentes que ha ganado con más margen de votos. Esta postura antitética ha llevado a la junta del club a encerrarse en sí mismos, en tomar partido en este enfrentamiento quedándose a la defensiva, esperando ataques de todos y jugando sucio en ocasiones, utilizando las muchas armas de las que dispone el club. 

Pero que la gente no se engañe, pase lo que pase en los últimos años, venga quien venga, lo va a tener igual de mal en el futuro. Si gana de nuevo Rosell se le acusará de ser un presidente del estilo Florentino o Nuñez, si gana Benedito o quien venga en el futuro (aún queda mucho para las próximas eleccioens) tampoco va a recibir ni un sólo día de gracia de la pleya rosellista y se seguirá jugando sucio contra él. Y así, hasta el fin de los días, hasta que el fuego de Centralia se extinga, o incluso, ni tan siquiera entonces. Y yo creyendo que el rival era el R. Madrid.

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